De la pregunta al diálogo
Abrir huecos con preguntas para que alguien más intente llenarlos.
Ser uno y ser otro, fluir en la pesquisa. Ser la provocación, no el resolutivo,
forma parte del oficio del entrevistador que, como si fuese un jugador de
ajedrez realiza movimientos en el tablero para que el entrevistado participe,
se adelante y modifique el plan de juego, o al menos eso crea.
Por eso no cualquiera es un buen entrevistador, por eso no
todas las entrevistas fluyen de buena manera, o no todas nos dejan “colgados” y
con ganas de querer leer o escuchar “una respuesta más”.
Veintitrés y uno.
Charlas con 23 escritoras (Nitro Press, 2018), segundo libro de Óscar Alarcón
(Puebla, 1979), muestra un conjunto de escritoras de diversa experiencia y
estilos variopintos que reflejan en cada una de las respuestas que dan el
compromiso con su obra, con el arte y la palabra pero también con el silencio.
Fernanda Melchor, Iris García Cuevas, Natalia Toledo, Gilma
Luque, Magali Tercero, Mónica Maristain, Raquel Castro, Brenda Ríos, Mónica
Nepote, Karen Villeda, Elma Correa, por mencionar algunas, hablan sobre si les
es difícil o no escribir y publicar en México a las mujeres; también hablan de
la violencia, sobre el destino, el humor, la literatura experimental; cultura
popular, periodismo, influencias, tradiciones.
Otro de los aspectos que enriquecen al libro es el apunte,
la anécdota que se incluye al inicio de las mismas para contextualizar al
lector y entienda cómo es que Alarcón decide realizar la entrevista, cómo es
que se dio, las dificultades o los hallazgos posteriores al diálogo. Este
recurso funciona además como invitación al lector que desconozca la obra de
alguna de las autoras y pueda acercarse.
Si bien el libro es una extensión de Veintiuno. Charlas con 20 escritores, es en esta segunda entrega
que el oficio de Alarcón como entrevistador se nota más afianzado. Luego de
seis años del primero, las preguntas se notan más estructuradas y el diálogo
que se deprende de ellas fluye de mejor manera.
La pregunta “¿Qué es el amor?” que se incluye como broche a
las charlas es, a mi parecer, la que genera un quiebre dentro de la charla
pues, al ser una pregunta que en apariencia “salta” del resto las autoras se
muestran alejadas del personaje “escritor”. Esa pregunta no es gratuita. El
entrevistador busca que quien se aproxime al libro también se lo pregunte.
Es importante resaltar que ésta es la única pregunta que se
mantiene en Veintiuno… y Veintitrés y uno…, por lo que Óscar
expone –y se hace notar las entrevistas– que no es una interrogante de género
sino una de carácter ontológico
En la introducción se lee: “Vivo cabalgando en las
entrevistas porque entiendo que es una forma distinta de habitar la obra de los
autores que leo”.
Y es así como entendemos que éste es un mapa de palabras que pretende
trazar el continente de la escritura en la que reside cada una de las
entrevistadas Veintitrés y uno.
Charlas con 23 escritoras rescata el género de la entrevista que de alguna
manera había estado un tanto relegado, y sirve para demostrar que nunca hay que
dejar de conversar, de escuchar, de interpretar y cuestionar.
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