La tragedia del mejor reportero del mundo


“Al mejor cazador se le va la liebre”, suele decir el refranero que, ante la sorpresa de un equívoco, ataja la falla transformándola en casualidad. Y sí, el mejor cazador puede equivocarse y no por eso convertirse en la antítesis de su reputación. ¿Cierto?

La polémica apresó una vez más a Gay Talese, uno de los más grandes representantes del llamado nuevo periodismo, quien ha visto comprometida su carrera tras una terrible omisión en lo que desde hace unos meses se había catalogado como el reportaje del año. ¿El yerro? No cotejar la información.

En El motel del voyeur Gay Talese cuenta la historia de Gerard Foos, un hotelero de Colorado, Estados Unidos, que en una carta le dice que de 1960 a 1990 espió a sus huéspedes a través de un panel falso en el techo. Foos le dice que vio desde métodos de seducción, relaciones sexuales, venta de drogas y peleas, hasta un asesinato.

El autor de El reino y el poder se sintió atraído por la historia y viajó al Manor House Motel para conocer y entrevistar al dueño, quien le dio unos diarios donde llevaba el registro de lo que veía.
Talese publicó un adelanto de la historia en el The New Yorker el pasado 11 de abril, la cual describía lo siguiente:

“Conozco a un hombre casado y padre de dos hijos que compró un motel de 21 habitaciones cerca de Denver hace muchos años para convertirse en su residente voyerista. Con la ayuda de su esposa, cortó agujeros rectangulares de 6 por 14 pulgadas en los techos de más de una docena de habitaciones. Luego cubrió las aberturas con pantallas de láminas de aluminio que parecían rejas de ventilación pero eran en realidad conductos para observar que le permitían, mientras se arrodillaba en el ático, ver a sus huéspedes en las habitaciones de abajo. Los observó por décadas, mientras mantuvo un exhaustivo registro escrito de lo que veía y oía. Nunca, durante todos esos años, fue descubierto”

Incluso, dice haber observado junto a Foos a una pareja mantener relaciones sexuales:

“Vi lo que Foos hacía, e hice lo mismo: me arrodillé y me arrastré hacia las hendijas iluminadas. Entonces estiré el cuello para ver tanto como podía por el respiradero, y al hacerlo casi choqué la cabeza con la de Foos. Por fin vi a una pareja desnuda, tumbada sobre la cama debajo de nosotros, concentrada en el sexo oral. Foos y yo miramos bastante rato. A pesar de la voz insistente dentro de mi cabeza que me decía que dejara de mirar, seguí observando, y bajé la cabeza aún más para mirar más de cerca. No me di cuenta de que al hacerlo mi corbata se había deslizado por una de las hendijas de la pantalla y que colgaba en la habitación del hotel a pocos metros de la cabeza de la mujer”.

Talese fue cuestionado por el manejo de la ética, al participar en una jornada de “mirones”, y porque al tener información de lo que sucedía nunca lo denunció, toda vez que firmó un acuerdo de confidencialidad para que no publicara sin previa autorización, lo cual sucedió tres décadas después, justo cuando el delito de violación a la privacidad y la denuncia por homicidio había prescrito.

La historia se antojaba. Sería un éxito. Steven Spielberg compró los derechos para filmar la película que sería dirigida por el ganador del Oscar Sam Mendes. Sin embargo, algo hizo ruido en la redacción del Washington Post, que se dio a la tarea de revisar y cotejar los datos publicados, descubriendo que había imprecisiones vitales, como el hecho de que Foos adquirió el lugar en 1969, no tres años antes, y que vendió el motel entre 1980 y 1988, por lo que no pudo ser testigo de muchos de los acontecimientos que relata.

En cuanto al asesinato, los reportes de la Policía revelan que Foos no era el propietario del hotel cuando sucedió el homicidio.

Después de que se revelaran estas ambigüedades Talese, como era de esperarse, estalló en furia y desacreditó el libro, diciendo que “Gerald Foos no es de fiar. Es un hombre deshonesto, totalmente deshonesto”.

Talese declaró que no promocionaría el libro, aunque su editorial afirmó que la distribución no se cancelaría, y que si habría que hacer precisiones en la historia se harían.

Ahora el Motel del voyeur es dos libros: el que habla de lo sucedido en Manor House Motel, y el que cuenta la tragedia silente del mejor reportero del mundo que fue engañado por un voyerista.

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