elegir entre la escritura y la vida


En su discurso con motivo del Premio de la Paz en 1994, Jorge Semprún dijo "no era imposible escribir: habría sido imposible sobrevivir a la escritura (...) Tenía que elegir entre la escritura y la vida, y opté por la vida"
Más adelante, en La vida o la escritura, escribe (vive):
No hay más que dejarse llevar. La realidad está ahí, disponible. La palabra también.

"No obstante, una duda me asalta sobre la posibilidad de contar. No porque la experiencia vivida sea indecible. Ha sido invivible, algo del todo diferente, como se compre sin dificultad. Algo que no atañe a la forma de un relato posible, sino a su sustancia. No a su articulación, sino a su densidad. Sólo alcanzarán esta sustancia, esta densidad transparente, aquellos que sepan convertir su testimonio en un objeto artístico, en un espacio de creación. O de recreación. Únicamente el artificio de un relato dominado conseguirá transmitir parcialmente la verdad del testimonio. Cosa que no tiene nada de excepcional: sucede lo mismo con todas las grandes experiencias históricas.
"Siempre puede expresarse todo, en suma. Lo inefable de que tanto se habla no es más que una coartada. O una señal de pereza. Siempre puede decirse todo, el lenguaje lo contiene todo. Se puede expresar el amor más insensato, la más terrible crueldad. Se pude nombrar el mal, su sabor de adormidera, sus dichas deletéreas. Se puede expresar a Dios, lo que no es poco. Se puede expresar la rosa y el rocío, el lapso de la mañana. Se puede expresar la ternura, el océano tutelar de la bondad. Se puede expresar el porvenir...
Puede decirse todo con esa experiencia. Basta con pensarlo. Y con ponerse a ello. Con disponer del tiempo, sin duda, y del valor, de un relato ilimitado, probablemente interminable, iluminado —acotado también, por su puesto— por esta posibilidad de proseguir hasta el infinito. Corriendo el riesgo de caer en la repetición más machacona.
"Corriendo el riego de no salir victorioso del empeño, de prolongar la muerte, llegado el caso, de hacerla revivir incesantemente  en los pliegues y recovecos del relato, de ser tan sólo el lenguaje de esta muerte, de vivir a sus expensas, mortalmente.
¿Pero puede oírse todo, imaginarse  todo? ¿Podrá hacerse alguna vez? ¿Tendrán la paciencia, la pasión, la compasión, el rigor necesarios?"
Y la vida se escribe...

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